Álex Ubago vuelve a casa tras Navidad. Después de casi un año de gira española y americana, el donostiarra defenderá mañana a las 21.00 horas en el Victoria Eugenia su último álbum, 'Calle ilusión', con canciones inspiradas por el amor, el desamor y lo cotidiano.
DONOSTIA. Inquilino habitual del Kursaal, Ubago se estrenará mañana en el Victoria Eugenia, un teatro "con mucha solera y encanto" donde ha visto actuar a infinidad de gente a la que admira mucho. "Para el tipo de música que yo hago ese recinto es perfecto: será un concierto más íntimo", promete.
¿Hacer una gira en espacios más recogidos le ha obligado a modificar los temas de alguna forma?
No demasiado. En estos conciertos hacemos alguna canción más acústica porque en espacios como un teatro se agradece más, pero el tono general es bastante eléctrico, con la banda al completo, y creo que tiene momentos de bastante energía.
Para este tour, además, ha estrenado banda nueva.
Sí, una banda muy euskaldun. Me acompañan Imanol Goikoetxea y Ángel Unzu a las guitarras, Mikel Irazoki al bajo, Rufo Urbina a la batería y Txus Aranburu a los teclados. El grupo está ya bastante rodado porque hemos hecho toda la gira juntos.
Ha pasado ya casi un año desde la publicación de Calle ilusión.
El balance es muy bueno, la respuesta de los fans hacia el nuevo álbum ha sido increíble, muy satisfactoria. Una vez más, hemos tocado en Latinoamérica y es impresionante cómo nos recibe allí la gente.
Sorprende ver en su página de MySpace que existen clubs de fans de Álex Ubago en Guayaquil, Monterrey e incluso Chiapas.
Yo me quedo alucinado, sí. Quizá en América el público es más mitómano. El hecho de tenerte lejos hace que se entreguen un poco más, pero es increíble ver los lugares donde existen clubs de fans. Salvo en Brasil, donde no he actuado, en el resto de países hay seguidores que saben cosas de ti, que cantan tus canciones... Es muy sorprendente ir a un lugar tan lejos de casa y que la gente te reciba como si te conociera de toda la vida.
Este año se cumple un a década desde que conoció a su mánager, Iñigo Argomániz, de Get In. ¿Cómo recuerda aquellos lejanos días?
Con cariño. En realidad no se me hace tan lejanos. El tiempo ha pasado tan rápido que parece que fue ayer cuando empezó esta aventura y conocí a Iñigo. Le pasé mi primera maqueta, me pidió más temas... Todo empezó de manera muy natural, sin crearnos demasiadas expectativas. Y poco a poco, trabajando como una hormiguita, hemos conseguido llegar hasta aquí y convertir en realidad el sueño de disfrutar y vivir de la música. ¿Qué ha cambiado en este tiempo? He aprendido muchas cosas, voy evolucionando y creciendo como persona y como artista, pero en el fondo yo me veo igual.
Empezó casi siendo un teenager, un quinceañero. ¿Cómo se consigue a una edad tan temprana que el éxito no le supere a uno?
Sí, sí, muchas veces me sorprendo de lo bien que he llevado todo. Estoy a punto de cumplir 29 años y creo que puedo tomarme las cosas de otra manera, pero en su día, cuando reventó mi primer disco, con un éxito mayor del podíamos haber imaginado, yo tenía 20 años, y ahora pienso: "¿Cómo conseguí que no se me fuera la olla?" Creo que haberlo llevado bien puede tener que ver con mi educación y la gente que me rodea. Mis padres son muy importantes, ellos me educaron para trabajar con humildad, y ésa es mi filosofía. Además, siempre he procurado no creerme demasiado las críticas buenas y no darle excesiva importancia a las malas, para que no me afecten. El objetivo es siempre disfrutar lo máximo posible.
En breve entrará en la treintena. ¿Teme sufrir la crisis de los 30?
Miedo no, pero sí me da un poco de pena, porque te das cuenta de que dejas atrás una década muy bonita. De todos modos, cumplir años tiene cosas positivas, como que cada vez eres más maduro y te sientes más seguro sobre el escenario.
Ha incidido mucho en el tono más positivo de Calle ilusión. ¿Es fruto del momento personal que atravesaba cuando escribió los temas?
Sin duda. Mis discos siempre han tenido mucho que ver conmigo, son muy autobiográficos. Las historias que inspiran mis canciones siempre tienen que ver conmigo, con mis sentimientos y mis experiencias. Aunque en Calle ilusión también hay temas tristes sobre el desamor, el tono general del disco es más positivo, lo cual tiene que ver con un momento de mi vida en que soy más feliz.
¿Y es consciente de que la felicidad no vende tanto? Sabina, que vive un buen momento personal, tuvo que buscar la ayuda de su amigo Benjamín Prado, abandonado por su novia, para escribir su último disco.
Sí, sí. En un momento en que estuve un poco estancado con las canciones del último disco, un amigo me decía en broma: "Tú lo que necesitas es que te deje tu novia". Por desgracia, el desamor es mucho más productivo: cuando uno está jodido, se inspira más. Pero al final, si estoy en un momento muy feliz y no hay nada que me haga vomitar una canción desgarradora, trato de poner el acento en el amor y no tanto en el desamor. O no escribo tanto sobre mí, sino sobre algún amigo o sobre cosas diferentes. También me gusta mirar a mi alrededor e inventar historias, es lo bonito de la música. Creo que al final, las mejores canciones y las más sinceras son las que hablan de uno mismo, pero si siempre escribes sobre ti, te encierras demasiado y corres el peligro de cantar siempre lo mismo.
Suele decir que le gustaría hacer un disco de rock, estilo que usted aprecia mucho. ¿Qué se lo impide? ¿La discográfica que le exige jugar sobre seguro o sus propias limitaciones?
Aunque mi compañía siempre tira más hacia lo seguro, me siento con la libertad suficiente para hacer un disco de rock si me apeteciera. El problema es que no me sale. Se me da mejor, o me nace más de dentro, la música melódica y romántica. Me encanta escuchar rock, pero no me he convencido a mí mismo para tirar por esos derroteros como artista. Cuando grabo un disco no lo hago pensando en si es rock o pop comercial, es algo muy natural, nada premeditado, dejo que las canciones salgan y son ellas las que marcan el camino de cada disco. De momento, me mantengo en un estilo más pop porque es lo que mejor se me da.
Sin embargo, en el último álbum ha introducido algún guiño al reggae. ¿Se atrevería con más estilos?
No sé. Por decirte algo, quizá no me importaría tirar hacia algo un poco más folk, tipo Bob Dylan, pero creo que me quedo en el pop o en el pop rock, en el sonido acústico, las guitarras, el piano, las cosas sencillas, la balada, que es donde siempre me he sentido a gusto…
¿Qué puede contar sobre sus proyectos más inminentes?
Seguiremos de gira hasta primavera y ahora estoy preparando un disco con dos artistas, la cubana Lena y el colombiano Jorge Villamizar (ex Bacilos). Será un trabajo conjunto, comparable al Tribalistas que grabaron Carlinhos Brown, Marisa Monte y Arnaldo Antunes. Estamos en fase de composición, aportando distintos temas de unos y otros que saldrán en un mismo disco lanzado por Warner Latinoamérica, aunque también se publicará en España.
En los últimos tiempos ha cantado con artistas como Craig David o Sharon Corr. ¿Con qué estrella extranjera te gustaría colaborar?
Con muchísima gente, por ejemplo con John Mayer, un tío que hace canciones acojonantes y toca la guitarra estupendamente. Le admiro un montón y me gusta mucho su voz.
¿Y qué hay de la interpretación? ¿Es cierto que le gustaría ejercer de actor?
Bueno, no es algo que persiga. Me siento más que feliz dedicándome a la música, pero la interpretación es algo que me atrae. Si alguien me propusiera un papel pequeño en una película, probablemente lo aceptaría encantado porque las veces que he hecho cameos en alguna serie, me lo he pasado muy bien. Pero no quiero parecer engreído por respeto a toda la gente que se dedica a la actuación y porque no tengo ninguna formación como actor.
